En Ecatepec se crea la cultura del respeto a los derechos humanos de los migrantes

Diario de Ecatepec, Méx. Feb. 4.- “En Ecatepec estamos creando la cultura del respeto a los derechos humanos de los migrantes, tanto con la construcción de la Casa del Migrante en esta zona de Xalostoc, que es donde bajan para hacer el cambio de ruta, como con la concientización de la ciudadanía ecatepense para que les brinde apoyo", afirmó Arturo López, encargado de la oficina de Atención al Migrante de Ecatepec

En la Casa del Migrante, los trabajadores indocumentados que buscan una oportunidad laboral en los Estados Unidos encuentran un refugio temporal para alimentarse y descansar, como el grupo de hondureños y salvadoreños que nos platica su necesidad y el porqué de abandonar su tierra en busca del sueño americano.

Donaldo tiene 35 años y por segunda ocasión intenta llegar a Estados Unidos. Nos dice, "llegamos a Ecatepec porque nos perdimos, ya era muy noche, hacía mucho frío y el de la línea ferroviaria nos dijo que aquí no era Lechería, pero que si caminábamos más arriba íbamos a encontrar una Casa del Migrante”.

Desde que salió de Honduras, su tierra natal, Donaldo ha enfrentado innumerables problemas, le robaron la ropa y el poco dinero que traía. Sin embargo, reconoce que la amistad que ha hecho con sus hermanos centroamericanos que se encontró en el tren, le ha hecho menos pesada esta travesía.

Cuenta: “lo que queremos es mejorar la calidad de vida de nuestras familias, salir adelante, tener un mejor futuro y mandar dinero para comprar una casa en nuestro país”.

Ya tienen varios días en nuestro país y el miedo a ser detenidos por las autoridades es su principal preocupación. Noé, un adolescente de apenas 15 años, no sabe leer ni escribir, pero las carencias que hay en su casa lo obligaron a tomar la decisión de abandonar su país y buscar una oportunidad en la Unión Americana.

“Nunca me gustó la escuela y como somos muchos hermanos y es poco el dinero que ingresa, no alcanza para todos. Espero que me vaya bien allá y pueda mandar dinero pronto”, comenta.

La edad no representa un obstáculo para estos viajeros, ya que en este grupo hay hombres desde 15 hasta 54 años, todos se juegan la vida de la misma forma, todos corren el mismo riesgo para llegar a Estados Unidos. Algunos se preocupan, no quieren ser deportados o les da miedo caer de La Bestia, como llaman al tren que los llevará a su destino.

“Yo no me subo si el tren de la muerte está avanzando, espero a que se detenga, no quiero caer y que me mutile una pierna, un brazo o que me mate, es mejor esperar”, platica Carlos.

José Luis, salvadoreño de 45 años, espera llegar pronto a Guadalajara para visitar a su hermano y quedarse unos días con su esposa Mónica, que está de visita en México, después volverá a subirse al tren y tratará de pasar la frontera norte. Esto sucederá en los próximos días, pero por lo pronto estos siete hombres descansan, comen a sus horas, ven la televisión y duermen con tranquilidad, gracias a la hospitalidad ecatepense.

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