Octavio Paz, el poeta de la libertad

Prefirió vivir de la poesía que de la abogacía

Siempre cultivó la crítica y el disenso

Es un escritor universal


“Sabio y Caprichoso como el viento, el tiempo parece que no sabe que hace, y, no obstante, pocas veces se equivoca. Dejo al tiempo mis obras; al dispersarlas con manos distraídas, tal vez deje caer, en la memoria de algunos lectores, semillas fortuitas, un poema o dos, una reflexión un apunte” (Octavio Paz)

Por Juan Pablo García Vallejo

Ecatepec de Morelos de los Más Pobres, Abril 23 (Cultura).-En este mes y lo que queda de este año se celebrará y recordará el décimo aniversario luctuoso del poeta y premio Nobel Octavio Paz, sea en suplementos culturales, reedición de sus pobras, encuentros de escritores, representación de teatro, interpretaciones musicales basados en sus poemas. Falta, sin embargo, la publicación de una biografía, ya prometida desde hace años por los estudiosos de este poeta, sean mexicanos o extranjeros. Y es una buena oportunidad para que los jóvenes le rindan el mejor homenaje que es leyendo su poesía, reflexionando sobre sus ensayos de arte y profundizando en la crítica constante del ogro filantrópico, una metáfora light de lo que es el Estado mexicano.

Octavio Paz Lozano nació en la calle de Venecia, colonia Juárez, el 31 de marzo de 1914. Desde muy pequeño descubrió su gusto por la poesía que nutrió constantemente con la costumbre de la lectura pues se refugiaba en la enorme biblioteca que su abuelo Irineo Paz tenía en su casa del pueblo originario de Mixcoac, una herencia cultural bastante visible por que él fue liberal y masón, mientras que su padre, Octavio Paz Solórzano, fue zapatista. Esto nos enseña que los escritores se forman cuando tienen en casa una biblioteca.

Ya en la secundaria comenzó a dar muestra de un espíritu crítico, pues fue detenido por intentar hacer una huelga y luego comienza sus lecturas anarquistas junto a su amigo catalán José Bosh. Se incorpora en el programa de educación nocturna de los obreros y vuelve a caer en la cárcel por boicotear un evento cultural patrocinado por la embajada de los Estados Unidos. De ahí aprende algo que nunca olvidará: “México vivía bajo una dictadura con careta de democrática”.

Es a inicios de los años 1930 que escribe sus primeras colaboraciones para la revista Barandal y Cuadernos del Valle de México. Luego de terminar la Universidad, se afirma su vocación como poeta al rehusarse a presentar su tesis final de leyes y escoger la poesía: “Yo sólo quería ser un poeta, y aunque parezca extraño, un revolucionario”. No creía que fuera una mala elección de vocación ni de vida como se creía en el siglo XIX y todavía en estos días, el dedicarse a escribir poesía.

Viaja a Yucatán a fundar una escuela para hijos de obreros y campesinos, no dura mucho allá porque regresa para casarse con la escritora Elena Garro con la que tendrá una hija, Helena Paz Garro.

A los veintidós años será la Guerra Civil Española, en 1936, que le dará la oportunidad de viajar y solidarizarse con la República española así como tener la oportunidad de conocer a otros poetas. Escribe el celebre poema No pasarán. No obstante también conoce el rostro totalitario y sombrío del socialismo realmente existe y su plena anti-democracia, por la purgas contra los intelectuales. Son tiempos que cualquier crítica a la URSS y el estalinismo otorgaba el calificativo de trotskista.

Para 1938 regresa a México y colabora en la revista Taller, ahí comienza a profundizar sus reflexiones sobre la poesía, la historia y la visión crítica de México. Luego participa en la revista El hijo pródigo. Vive la vida alegre y la de los cafés del Centro Histórico. Para 1943 realiza su primer viaje largo pues permanece fuera de México 10 años, hasta 1953. Esta salida le permite conocer la fenomenología alemana, el existencialismo, el pensamiento de José Ortega y Gasset. Dice Paz que con este viaje volvió a nacer porque de lo contrario se hubiera hundido en el periodismo, la burocracia gubernamental o el alcoholismo.

Esta incertidumbre de si mismo lo llevará a escribir El laberinto de la soledad en 1950 para preguntarse qué es ser mexicano y ubicar el papel de México en la historia contemporánea. Ahí dice que ya “somos contemporáneos de todos los hombres”, pero no en todos sentidos porque el Sistema Político Mexicano sigue siendo vertical, antidemocrático y completamente anti-moderno.

A su regreso, en 1953, hace amistad con jóvenes escritores como Carlos Fuentes, Elena Poniatowska, Ramón Xirau y muchos otros. Vuelve a escribir sobre las relaciones o vínculos de la poesía, la cultura y el lenguaje. Vive una ciudad de México muy tranquila, caminable y segura. Esto último es relativo porque la urbe estaba en manos del hampa y este actuaba invisiblemente, no como hoy.

Para 1959, Paz inicia otro viaje que durará 12 años como embajador de México. En 1967, se propone su ingreso al Colegio Nacional, algo inusual para quien la República de las Letras considera un “escritor disidente”.

Y esta disidencia será abierta cuando presenta su renuncia a la Embajada de México en la India por los hechos sangrientos del 2 de octubre, cuando el presidente Díaz Ordaz prefirió el cruel sacrificio de cerca de 400 jóvenes, mujeres, trabajadores y niños en la Plaza de las Tres Culturas que un diálogo abierto.

Volverá a México hasta el año de 1971, y el periodista Julio Scherer le ofrece dirigir una revista; el acepta sólo con la condición de que exista libertad de creación, de pensamiento. Como lo indica su nombre, Plural. Una libertad bastante temporal porque pronto se verá que el poder del Estado no permite un periodismo independiente y también dañará a la misma República de las Letras. No será del todo dañina esta represión gubernamental a la prensa porque permitirá el surgimiento de un nuevo tipo de periodismo más crítico y no completamente lacayo, desinformado ante el gobierno.

Esto le sirve a Paz para fundar una nueva revista que se llama Vuelta y que dirigirá hasta el final de sus días. La publicación será el espacio donde dará a conocer sus opiniones sobre la crisis perpetua de la izquierda mexicana y latinoamericana, la modernidad en la poesía, la crítica hacia el Sistema de Partido Único y la imperiosa necesidad de una vida democrática sin agandalles autoritarios o institucionalizados. ¿Qué pensaría Paz al ver ésta democracia violada casi todos los días por caudillos mediáticos?

En diciembre de 1990, Octavio Paz recibe el premio Nobel por parte de la Academia Sueca por su contribución a la poesía, la crítica de arte, la reflexiones acerca de la sociedad democrática. Sirvan estas breves líneas para recordar a este mexicano que sin duda ha sido menos leído que criticado, una costumbre que debemos abandonar porque se crítica lo que se conoce.

Y para recordarlo se están haciendo recitales de su poesía espacial, remembranzas de sus amigos de viaje de la República de las Letras, de sus discípulos en la industria editorial y de especialistas universitarios. Pero lo mejor de todo será leerlo directamente a él, sin mediaciones ni interpretaciones, porque en México no sabemos valorar lo que contribuye a su engrandecimiento si antes no lo descalificamos por tal o cual actitud.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente tu entrada. Gracias.

Te invito a que veas "las entrevistas" que les hicieron a nueve grandes de las letras (Julio Cortázar, Jorge Guillén, Buero Vallejo, José Hierro, Rafael Alberti, Octavio Paz, Francisco Umbral, Camilo José Cela y Jorge Luis Borges) el pasado miércoles en La 2Noticias con motivo del Día del Libro. En nuestra página tienes el vídeo. Es algo muy especial que esper que te guste ;) y si te apetece comentar, opinar.... puedes utilizar allí tb los comentarios.

El Día del Libro en La 2 Noticias

Saludos,

Mara Torres Página no oficial (Labana blog)