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Legislatura Mexiquense, Toluca, México. 28/9/2025. Hay cifras que deberían estremecer a cualquier
sociedad. Una de ellas fue pronunciada el pasado jueves en la sesión del Congreso mexiquense, durante la cual, el diputado Octavio Martínez Vargas cimbró el recinto legislatico con un dato que deja muy mal parada a la justicia mexiquense: de los 41 mil internos en los 22
centros penitenciarios del Estado de México, dijo, 18 mil 450 son inocentes, víctimas
de la fabricación de delitos.
Ese dato no es solo un número. Son vidas
rotas, familias deshechas, historias de jóvenes que nunca debieron haber pisado
una celda. Es la confirmación de algo que la gente en las calles de Ecatepec ya
sospecha desde hace años: la justicia, en demasiados casos, no castiga al
culpable, sino que se ensaña con el inocente.
La propuesta legislativa es contundente: Hasta
24 años de cárcel para quien fabrique pruebas. Es un intento por frenar una
de las prácticas más crueles y normalizadas dentro del sistema judicial:
sembrar droga, inventar delitos, manipular expedientes. Cada vez que eso
sucede, no solo se encarcela a una persona, también se condena a su familia a
la pobreza, al estigma y a la desesperanza.
Pero, más allá de la iniciativa, la pregunta
que debemos hacernos es otra: ¿tendrán los diputados la voluntad de aprobar una
sanción tan dura, aunque eso signifique desnudar un sistema que ha vivido de la
impunidad? ¿O preferirán dejar que esta cifra quede como una anécdota
legislativa más?
En Ecatepec sabemos lo que es vivir con un
sistema que muchas veces no protege, que parece hecho para castigar a los más
pobres. Cuando un vecino cae injustamente preso, la colonia entera lo resiente.
No es raro ver madres, esposas e hijos deambular entre juzgados y reclusorios,
cargando carpetas de papeles y esperanza marchita.
Por eso, la propuesta de Octavio Martínez no
puede pasar desapercibida. No se trata de un castigo ejemplar aislado, se trata
de enviar un mensaje claro: la cárcel no es para inocentes. La justicia no
puede seguir siendo un terreno donde el dinero, la corrupción o la negligencia
definan quién es culpable y quién no.
Los 18 mil inocentes encarcelados son un
recordatorio doloroso de que no hay democracia plena sin justicia verdadera.
Hoy el Congreso tiene en sus manos la posibilidad de escribir una página
distinta. Que no vuelvan a pagar los que nunca debieron ser acusados.
Porque la dignidad, como el agua y la libertad, no puede seguir siendo un privilegio. ¿Y tú qué opinas? Escribe tu comentario con el hashtag: #JusticiaParaLosInocentes
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