Crónica de la rápida degeneración ideológica del PAN
Recurre a prácticas que críticó en el pasado.
Por Juan Pablo García Vallejo
Diario de Ecatepec, Méx. Feb. 20 (Cultura) .- Para el que quiera documentarse sobre el rápido proceso de degeneración ideológica que se vive y se seguirá viviendo en el Partido Acción Nacional tiene que leer el libro "El engaño". Prédica y práctica del PAN, del periodista especializado en el fenómeno de la derecha y la ultraderecha Álvaro Delgado, publicado por la editorial Grijalbo, para que no se quede solo en el resentimiento ideológico o político o cultural hacia este instituto político que gozaba del prestigio de ser el de la mayor tradición política de oposición en México.
Un texto bastante extenso, que en sus primeras cien páginas, rescata muchísimas declaraciones de panistas convencidos de que en su partido algunos grupos hacen lo que criticaban por tanto tiempo: anti-democracia, imposición de candidatos, soberbia y excesos del uso del poder y de los recursos públicos al imponerse salario exuberantes. Cumpliendo la perversa sentencia de que cuando se llega el poder también llega la degeneración de los principios éticos y políticos que supuestamente los guiaban en su comportamiento y lucha política, es decir, una traición a los principios ideológicos.
O como uno de ellos dice, al PAN le dio SIDA político: practican el acarreo de votos, el reparto de despensas, la presión, la coacción, la compra de votos, el fraude, el patrimonialismo de los puestos públicos, etc.
“Pero el PAN es también un engaño. Su estado actual no comenzó con Fox, quien es sólo consecuencia de un proceso de corrupción –política, moral y doctrinal— que se originó hace ya tiempo, sobre todo cuando comenzó a conquistar parcelas de poder. Al mismo tiempo que el partido ascendía en el escalafón gubernamental se abatía, en esa proporción, el apego a sus principios fundacionales y a sus proclamas democráticas.”
En cada uno de los veintidós capítulos que conforman El engaño, Álvaro Delgado pone como epígrafe una o dos citas del pensamiento de los fundadores del PAN, Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Carlos Castillo Peraza, para después por medio de la crónica política y la entrevista comprobar que tales principios solo están bien en el papel porque en la realidad los panistas en el poder hacen todo lo contrario a lo que predica su doctrina política.
Y ya sea en elecciones municipales, para diputados federales y estatales o para gobernador, siempre es lo mismo, la ausencia de democracia y la imposición de candidatos, lo que lleva a muchos panistas a primero denunciar todos estos agandalles copulares y a otros a abandonar las filas del PAN.
En cada caso descrito por Álvaro Delgado entramos directamente en lo que se llama la psicología política de una gama de prácticas políticas que van desde la simple simpatía, la abierta militancia, la asistencia a asambleas nacionales o el ejercicio del poder en un puesto público y las infaltables rencillas locales o grupales por el poder y que refuerza con algunas declaraciones sensacionalistas de los derrotados.
Es un viaje por varios estados de la república y algunos pueblos que uno nunca sabía que existieran pero que ingresaron a la historia de la anti-democracia porque ahí sucedieron enfrentamientos violentos o fraudes electorales internos entre quienes siguen creyendo en los principios ideológicos del PAN original y los que se han olvidado de estos para gozar de las miles del poder.
Aunque esta crónica política del proceso degenerativo y de anormalidad ética que vive el PAN desde hace dos décadas muy bien puede aplicarse a cualquier otro partido en tanto que no existe ninguna diferencia ideológica entre ellos porque todos conviven en el Sistema Partidocrático de Corrupción.
También hay que destacar que las conductas políticas perversas o de corrupción que se vive en los partidos políticos no provienen o nacieron en el siglo XIX, ni mucho menos durante los 300 años de virreinato donde se compraban los puestos públicos, sino más precisamente del autoritarismo azteca, pues cuando existía una rivalidad entre los aztecas y alguna de las etnias vecinas, se negociaba o se resolvía a través de un combate entre príncipes y si perdía el representante mexica, la cólera le ganaba al emperador e imponía a sus preferidos o a los más allegados a la nobleza azteca.
Con El engaño, Álvaro Delgado parece concluir su trilogía sobre la derecha en México que comenzó con El Yunque, la ultraderecha en el poder y continúo con El ejército de Dios. Nuevas revelaciones sobre la extrema derecha en México, ambos publicados por Plaza y Janés. Esperamos que tanto conocimiento de Delgado no lo lleve a padecer el Síndrome de Estocolmo y que ingrese a PAN para que comience su proceso de democratización y de impulsar una sana participación política y militante para beneficio del país y no solo de los intereses de grupo.
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