Planeta frito: el Apocalipsis nuestro de cada día

Juan Pablo García Vallejo

Diario de Ecatepec, Edomex. Julio 11.- Ya sonó la campana y comienzan a correr de boca en boca que la Tierra se está convirtiendo en un huevo frito y puede llegar a ser un huevo hervido a causa de lo que científicamente se llama calentamiento climático ocasionado por muchas acciones consumistas y depredadoras de los seres humanos.

No hay vuelta de hoja, estamos viviendo y seremos testigos de las consecuencias distópicas del Apocalipsis nuestro de cada día, un Apocalipsis pos-humano, porque a pocos les interesa lo que está pasando hasta que la tragedia o venganza de la naturaleza nos cae encima y a otros les ahorre la necesidad de reflexión, de toma de conciencia, organización, de ponerse en acción, e inclusive ir a la confesión, ofrecer cafés con piquete y puede que alguien les rece unos rosarios de la pasión.

El cambio climático es uno de los mayores retos que enfrenta la especie humana desde su aparición hace 5 millones de años, en el periodo terciario de la Era Cenozoica y puede que seamos participes de la quinta extinción de especies en la larga y lejana historia del planeta Tierra. Si alguien no entiende el cambio climático basta que vea la televisión y la total pérdida de seguridad y de confiabilidad de la ciencia metereológica que no da una en los 365 días del año, el clima ya no es lo que era antes: inundaciones inesperadas o pre-fabricadas por no prevenir a la población las autoridades gubernamentales (el huracán Katrina en New Orleáns o lo sucedido en Tabasco ya se sabía que podía suceder y lo dejaron destrozar todo), tifones, sequías, incendios, escasez de alimentos, golpe de calor, aumento del nivel del mar, deshielo de las masas glaciales, etc. son efectos de lo mismo fenómeno.

Pero para no especular aquí está lo que tenemos que entender por cambio climático según la Convención Marco de Naciones Unidas: “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”.

El apacible clima templado que se creó hace 11 mil años y que comenzó a cambiar lento y seguramente desde inicios de la Revolución industrial por el consumo de energéticos fósiles como el petróleo, el carbón y el gas natural. Este fenómeno climático fue descrito por muchos científicos pero como en todo pocos creían que era cierto, hasta que las evidencias científicas y los desastres naturales se hicieron más que evidentes. Ahora llama la atención no solo de los activistas ambientalistas de Greenpeace o de otras asociaciones internacionales, sino de líderes políticos como el ruso Mijaíl Gorbachov o el norteamericano Al Gore, que por su película Verdades incómodas le fue otorgado el premio Nobel de la Paz el año pasado.

Y ante esta catástrofe inminente que no se detendrá aunque nos hagamos tontos, es necesario comenzar a contribuir desde nuestro pequeñas y particulares vidas a que las nuevas generaciones, sus hijos, nietos y los hijos de sus nietos no la pasen peor que nosotros por la escasez de agua que en realidad es la llamada Guerra azul, la falta de alimentos, la crisis de los servicios estatales de protección civil pues el Estado tendrá cada vez menos recursos económicos si no es que estará en completa bancarrota financiera y de todo tipo.

“La verdad es que todos, en tanto parte de la sociedad en la que vivimos y consumimos, somos causantes no sólo del cambio climático, sino también de la mayoría de los problemas ambientales que sufre la tierra. En la misma medidita que somos parte integrante del problema, también lo somos de la solución. Hay muchas cosas que se pueden hacer a nivel individual para aliviar las consecuencias del cambio climático y aligerar la presión a la que los seres humanos sometemos el planeta.”, nos dice Sergio Bulat, autor de Planeta frito. Ideas simples para mejorar tu calidad de vida y frenar el cambio climático, publicado por editorial Urano. El autor es experto en temas medioambientales, máster en periodismo y escritor, además de militar en Greenpeace y co-presidente del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).

De todas las consecuencias naturales del cambio climático aquí solo señalaré las referidas a la salud: “Un aumento de muertes, enfermedades y heridos debido a olas de calor, inundaciones, tormentas, incendios y sequías.

Un aumento de la desnutrición y problemas derivados, con implicaciones para el crecimiento y desarrollo de los niños.

Un aumento de afecciones como la diarrea, de problemas cardiorrespiratorios debido a la mayor concentración de ozono a nivel de superficie.

Una alteración de la distribución espacial de algunos vectores de enfermedades infecciosas. Es de especial importancia la afección que puede tener en el incremento de la malaria”.

Aunque hay muchos libros sobre el cambio climático, esta obra está dirigido a todos nosotros en tanto que ciudadanos y en tanto que consumidores; como ciudadanos tenemos que votar por gentes propositivas que tengan en su plataforma electoral medidas para reducir la producción de contaminantes, o como consumidores comenzar a adaptarnos a un cambio en el modo de vida para reducir el uso del automóvil, no consumir demasiadas bolsas de plástico y productos que requieran transporte, etc.

“…se verá que la mayoría de las acciones que se recomienda emprender para utilizar con inteligencia aquello que consumimos y aliviar la presión a la que estamos sometiendo al planeta, también nos servirá para hacer más fácil nuestra vida, mejorar nuestra propia situación económica y aumentar nuestra calidad de vida. El cambio de actitud que se propone traerá ventajas y beneficios no sólo al planeta en general, sino a la comunidad en la que vivimos, a nuestra familia, a nuestros propios bolsillos y a nosotros mismos como personas.”

Sí que la tenemos difícil porque, desde la Revolución industrial el capitalismo nos ha condicionado a ser seres consumistas y pedir que la gente cambie este estilo de vida consumista y derrochador es como una traición a su ego, pero no hay de otra, pues de seguir consumiendo como locos, depredando los recursos naturales y demás agandalles ambientalistas seremos nada más que nosotros, los indefensos seres humanos los que padezcamos toda la gama y dureza de las catástrofes naturales.
Es como ciudadanos políticos y como consumidores que tanto en el trabajo, la oficina y nuestra casa, podemos contribuir al ahorra de energía, no tirando el agua, consumiendo alimentos naturales. Alguien dirá que eso lo dicen todos los días en la TV o en los programas de radio de consejería, pero ellos por verse buena onda nadie les hacen caso.

Planeta frito tiene además dos excelentes anexos, uno sobre las fuentes de energía renovables y otro sobre direcciones electrónicas de grupos ambientalistas.

Bulat está consciente de que no quiere convertir a sus lectores en superhéroes o en ascetas por cambiar su forma de vida consumista, pero tampoco admite ya ningún tipo de excusas de gente inconsciente, irresponsable, consumista y confundida que cree que a ella no le afecta el calentamiento climático, pues le llegará directa o indirectamente a todos lo seres humanos, e inclusive, si quieren al recién llegado al espacio público, el hermano extraterrestre. A lo mejor ya no les interesa colonizar este planeta por tanto desastre creado por nosotros, los propios seres humanos.

* Más ya no es siempre es mejor


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