Por el vicio de leer, otra Biblioteca cannábica

* La biblioteca es un lugar de convivencia

** Para iluminar la ignorancia institucional

*** Crear lectores competentes y críticos



Juan Pablo García Vallejo

Diario Cultural, Ecatepec, Méx. Julio 26.- En el Estado de México hay 630 bibliotecas, algo significativo para la población mexiquense, pero espero que pronto mis amigos de la Asociación Mexicana de Estudios de la Cannabis (AMECA) y Drogas México comiencen a sembrar sus bibliotecas cannábicas en esta jurisdicción antes de que se la engulla el DF.

Esto es porque hace unos días, Polo Rivera director de la AMECA y Ricardo Sala de Drogas México me invitaron a la inauguración de la nueva Biblioteca Cannábica en el Centro Cultural Circo Volador, por el Metro La Viga. Es un sencillo proyecto educativo, informativo y recreativo de gran importancia porque trata de proporcionar información a los jóvenes interesados en saber qué son las drogas, los riesgos del exceso en su consumo y cómo convivir con ellas sin problemas de ningún tipo.

Poca gente sabe que hay drogas para divertirse, drogas para trabajar, drogas para relajarse y drogas para viajar. No todas las drogas son lo mismo como dicen en la tele todos los médicos y burócratas trasnochados.

No es la primera vez que para enfrentar un problema de salud, más que un problema penal por lo ilícito de la posesión y consumo de drogas, que se recurre a promover la lectura. Basta recordar que el movimiento de Alcohólicos Anónimos se inició después de la redacción de los libros del norteamericano Bill W en 1935, pocos años después de que se terminara con la Ley Seca de la prohibición de producción, transporte, venta y consumo de alcohol. Así muchos otros movimientos de autoayuda también han escrito sus libros y por medio de la lectura se comienza a proporcionar información a los implicados y a sus familiares en diversos problemas de salud y no con decisiones heterónomas y autoritarias de los galenos.

La socialización de la información sigue siendo necesaria en todos lados, como ejemplo les digo que ayer me hablaron de Campeche para que les enviara ejemplares de la Gaceta Cannábica, publicación cultural sobre la planta amiga porque la hermana de un joven que está enfermo y consume mariguana para el dolor, quiere saber más sobre su estado de salud y si esto le ayudará.

Proporcionar información objetiva, no tendenciosa, sin mentiras es propósito principal de las cinco Bibliotecas Cannábicas que hay en la ciudad de México, la matriz que está en el Centro Cultural La Pirámide, en San Antonio, la que está en el Faro de Oriente, la de la Biblioteca del Parque México y esta recién inaugurada del Circo Volador, a parte de la que hay en Guantos, Jalisco.

Para mí, entrar en una biblioteca pública o privada, grande o chica, en una librería o en una Feria del Libro, es como estar en mi casa, porque para mí y algunos amigos los libros son bienes culturales que me han ayudado en mi formación de estudiante y más en mi desempeño periodístico. Leo mucho para no creerme tantas tonterías dichas por mucha gente, porque prefiero no dar crédito alguno a las estupideces institucionalizadas que dicen a diario los cabeza de puerco y los bustos parlantes de la televisión.

La biblioteca es un espacio de convivencia cultural, de formación educativa y de superación personal. Las bibliotecas cannábicas no son enormes, tienen los libros necesarios para que cualquier joven rompa el cristal de la ignorancia y sepa que son esas sustancias que el Estado considera tan peligrosas que prácticamente lo están paralizando pese a la fachada de fuerza y justicia que transmiten a diario en los noticieros y esas declaraciones rocambolescas que se pierden inmediatamente y no olvidar que la medicina les tiene miedo aunque no puede vivir sin ellas.

En la Biblioteca Cannábica del Circo Volador hay como 30 libros desde los clásicos de Las plantas de los dioses de Richard Evans Schultes; los primeros tomos de Historia de las drogas del abuelo psicodélico Antonio Escotado; está el primer libro que explica a los niños que son las drogas escrito por el doctor Brocca De la ficción a la adicción; aunque también esta el bets seller de foxismo Como proteger a tus hijos de las drogas editado por Kena Moreno con ilustraciones muy feas de José Luis Cuevas de este libraco se han editado más de 100 mil ejemplares; el maravilloso libro En busca del olvido del historiador de las drogas Richard Davenport con fotos de consumidores de opio, cocaína y demás del archivo Cassasola ¿Cómo llegaron esas fotos drogas a Inglaterra? Hay que hacer un estudio de la fotografía documental de las drogas porque están ahí no solo para ver que la ley a veces se cumple minimamente sino para conocer a las poblaciones consumidoras de determinado psicoactivo.

También hay obras de literatura del poeta beat Allen Ginsberg, el irreverente Bukowski, el periodista contracultural Terry Southern; otros sobre estudios sobre el narcotráfico en México aunque ninguno propone la despenalización o legalización de las drogas por lo que son libros muy limitados y sus escritores más que ciegos; un ejemplar del dogmático caricaturista Rius sobre la mariguana, y el imprescindible e ilustrativo libro del doctor Lester Greespoon, pionero en la reconsideración médica de la cannabis, y para finalizar está el libro de la mariguana de Whisnia; dos ejemplares de la revista española Cáñamo, dos videos y se les olvido a mis amigos poner en su lista dos ejemplares de número nueve de la Gaceta Cannábica e inclusive tienen varias novedades como Maquiavelo para narcos que ya comente aquí la semana pasada y cuyo autor Tomas Borges pone en duda que los seres humanos tengan necesidad natural de consumir sustancias psicoactivas, lo que es de plano no saber nada. Nunca existirá una sociedad sin drogas, aunque algunos necios sigan divulgando mentiras.

O sea que hay de todo en esta nueva Biblioteca Cannábica del Circo Volador: historia, antropología, literatura, gastronomía, arte, es en suma una pequeña biblioteca que puede satisfacer las curiosidades y exigencias de los interesados y preocupados por saber qué son las drogas, sus riesgos y beneficios, aunque esto último siempre lo niegan los doctores y los funcionarios públicos doble-moralistas.

Solo les recuerdo que una biblioteca es un lugar placentero para disfrutar de la lectura y el acceso a muchos libros, y que no es necesario querer leerse todos los libros de una sentada porque van a terminar sin parte del mayor músculo del cuerpo humano.

Y que no se les olvide que en cualquier biblioteca hay derechos y deberes como usuarios, lectores y personas, sino nada más reflexionen en lo siguiente: “En la biblioteca toda las personas tienen el derecho a recibir unos determinados servicios y atenciones personalizadas a cambio de cumplir unos deberes concretos como usuarios, como lectores y como personas. Los bibliotecarios debemos ser los primeros en respetar estos derechos, es decir, procurar que todos tengan acceso a los diversos servicios, que pueden utilizar a su gusto, que puedan leer los textos que deseen y como quieran, etc.

No obstante, lo usuarios tienen la obligación de respetar las normas del centro. Sí queremos incorporar a nuestra tarea profesional la divulgación de los derechos y deberes que les corresponden como usuarios, como lectores y como personas, y de la necesidad de respetar a los demás habrá que implantar actividades y refuerzos orientados a promover la tolerancia, el compañerismo y la solidaridad, valores que han de convertir la biblioteca en un territorio de paz donde siempre son respetados los derechos y deberes de todos”, dice la especialista en bibliotecas públicas Mercé Escardo i Bas.

Los servicios que da la Biblioteca Cannábica son préstamo interno, préstamo a domicilio por quince días, aceptan donaciones, etc. sólo hay que sacar una credencial del Circo el Volador y darle vuelo intensamente a este vicio por la lectura y el gusto por los libros.

Para formar lectores competentes y críticos.

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