Editorial Oceano publicó México en los años cuarenta, una década de menos modernidad y más corrupción

Se mandó al olvido a la Revolución Mexicana.
Todo estaba contaminado por la corrupción gubernamental.
Se perdieron muchas oportunidades de desarrollo.


Por Juan Pablo García Vallejo

Ecatepec de Morelos de los Más Pobres, México (Cultura).- El historiador norteamericano, o mejor dicho, mexicanologo norteamericano Stephen R. Niblo, que murió en 2008, le hubiera dado mucho gusto presenciar el intento no sin mucho esfuerzo del retorno del PRI al poder, porque su obra es muy oportuna en estos momentos.

Dice él que los historiadores viejos y jóvenes en México han olvidado por completo una década muy importante; cuando el PNR cambio al PRI y se forjó toda la maquinaria jerarquizada, cuasi faraónica, para utilizar los puestos públicos como negocios particulares. México en los años cuarenta. Modernidad y corrupción, publicado por la editorial Océano.

Y agrega que los historiadores mexicanos consideran a la corrupción en el priísmo como un factor secundario a su hegemonía política.

Así toca la disolución de la política cardenista hacia el pueblo trabajador y el nacionalismo económico por parte de gobiernos reaccionarios dentro del PRI, para enseñarnos la timidez de Avila Camacho, un presidente sin carisma, pero con un hermano bastante peligroso, y la llegada de los civiles al poder con Miguel Alemán, un empresario que se hizo político en sus ratos libres.

“Cuando el gobierno mexicano quitó fondos presupuestales al programa social de la Revolución, fue porque se había tomado una clara decisión de tener más mansiones en el Pedregal o en las Lomas y menos infraestructura, bienestar social, atención a la salud y educación. Y cuando fondos robados se abrieron paso a cuentas bancarias en el extranjero, incluso el efecto multiplicador del gasto se exportó a México”.

Ahora que nos quieren contaminar con primero esto y primero aquello, primero leamos como el PRI siempre retrasó el desarrollo de México, que es más que la verdad. Hizo cosas pero dejó de hacer mucho más, se convirtió en contrarrevolucionario, en aliado de la derecha, la iglesia, los empresarios, los medios de comunicación. Eso no era un partido político, era otra cosa, más cercano a la Cosa Nostra italiana y el actual crimen organizado y su sistema mafioso de protección por vender o comprar al monopolio criminal ciertos productos.

Había que dar un 15 por ciento de comisión por el otorgamiento de obras públicas, los contratos se hacían primero con sus parientes y amigos y muchísimos prestanombres, después eran las obras inexistentes y al último los menos corruptos de todos.

En los años 1940, se da paso a la despolitización de la sociedad mexicana; hay mucho espectáculo, mucho cine, deporte de masas, literatura todavía sumergida en la lucha armada y el nacionalismo económico de Cárdenas comienza a desmoronarse ante los embates derechistas del propio PRI.

La primera transición política del México moderno; pasar el poder pacíficamente de los generales a los civiles, se ilustra mejor con la frase histórica del periodista Denegri: la Revolución Mexicana se bajó del caballo y se subió a un Cadillac, o que ya no cumplió sus objetivos populares, se desmayó muy pronto y dejó en la damnificación estructural a los pobres de siempre.

La corrupción siguió en el ejido y lo mató; se hicieron leyes e instituciones contra los indígenas, se ilegalizó el derecho de huelga e inmovilizó al movimiento sindical, se censuró las libertades civiles al imponerse el arreglo de las controversias con pistoleros a sueldo y protegidos políticamente, o sea el imperio del crimen institucionalizado.

Se preparaba una época de bonanza industrializadora, una nueva era en que las mujeres podían votar, pero la mayoría de los hombres no, el poder votaba antes que ellos, aunque no lo crean, no había ciudadanos o eran muy poquitos.

Es una época ya muy vieja para la izquierda cuando el capitalismo les imponía aplazar al infinito la toma del poder. Y ahora ya están aquí, a punto de dejarle la silla de nuevo al PRI, en algo que se conoce como sucesionismo.

Vale la pena leer México en los cuarenta, en tanto nos muestra los hilos del sistema de corrupción y como evitarlos, y se le rinde un homenaje a este historiador norteamericano que falleció el año pasado y dedicó muchos de su vida a analizar la relación entre México y los Estados Unidos. (Febrero/3/2009)

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