Es urgente el rescate ecológico de la Sierra de Guadalupe en Ecatepec


Por Juan Pablo García Vallejo

Una isla ecológica en el Valle de México. Si se muere las consecuencias afectaran a millones de habitantes

Ecatepec de Morelos, Méx. Feb. 28.- De acuerdo a los estudiosos lo que actualmente conocemos como Sierra de Guadalupe, al norte del Valle de México, surgió hace 14 millones de años. Nos es más conocida la imagen romántica del sistema de lagos que dieron origen a la mítica Tenochtitlán, capital del Imperio Azteca. Estos lagos son el remanente de un lago más grande, que surgió hace dos millones de años, según el geógrafo y expedicionario alemán Alexander von Humboldt, y que después fue denominado Lago Bárcenas.

Para miles de habitantes del norte de la Ciudad de México la Sierra de Guadalupe no representa más que un montón de cerros pelones que no le dicen nada y sin atractivo alguno, que solo han sido botín de fraccionadores ilegales, talamontes y mercenarios de la flora y la fauna fenómenos perversos permitidos por las administraciones pasadas.

Lo anterior son datos científicos que a los lectores comunes quizás no les interesen porque están inmersos bajo la presión de los yugos económicos de la vida diaria, pero desconocen que su prominente futuro a mediano plazo está en riesgo porque depende de la conservación y preservación de la Área Ecológica de la Sierra de Guadalupe.

Esta zona fue declarada Parque Estatal Sierra de Guadalupe el mes de agosto de 1976, por el entonces gobernador Jorge Jiménez Cantú.

En el Centro Interactivo de San Cristóbal el ingeniero Jaime García Rivas de la Coordinación General de Conservación Ecológica, del Gobierno del Estado de México (GEM), explicó a funcionarios de ecología, empleados municipales, ejidatarios, comuneros y periodistas el panorama general en que se encuentra la Sierra de Guadalupe.

La intención de la reunión era explicarles a los empleados de Ecatepec los graves y diversos problemas que enfrenta las mil 802 hectáreas como son las invasiones clandestinas y las invasiones legales, los ataques por la erosión, la deforestación y la escasez de recursos para poner en marcha los programas ambiciosos que se requieren para conservar esta zona ecológica, en la que viven cinco millones de habitantes de Ecatepec, Tlalnepantla, Coacalco y Tultitlán, sin contar los de la delegación Gustavo A. Madero del DF.

El ingeniero García Rivas explico que el Área Ecológica Protegida ha perdido irreversiblemente más de mil hectáreas, pues desde 1976 en que fue declarada Parque estatal con 6 mil322 hectáreas, solo quedan 5 mil 306 hectáreas, de las que le corresponden al municipio de Ecatepec, unas mil 200.

El gobierno estatal estableció, en 1999, el Programa de la Sierra de Guadalupe en que se contemplaron la implementación de diversas medidas para su protección como la colocación de casetas de vigilancia para evitar invasiones clandestinas, torres de observación para prevenir incendios, muros de protección ecológica. Se han construido 143 micro-presas para almacenar los escurrimientos pluviales y conservar la humedad del suelo, 62 de las cuales están en Ecatepec.

Menciono algunos trabajos que se han realizado para fomentar la cultura ambiental y la conservación ecológica como la Jornada Comunitaria de Reforestación en la que vecinos colaboran con la administración local en la siembra de pies de árbol en el área ecológica, y la promoción de senderismo de montaña por la noche para que los habitantes contemplen el mar de luces nocturnas de la Mancha Urbana del Valle de México, de paseos recreativos eco-turísticos para niños de primaria demás de alentar proyectos productivos con eco-tecnias y de hidroponía con los ejidatarios y comuneros locales.

La Sierra de Guadalupe puede ser un lugar de recreación física y mental, además de una recarga de acuífero, captura de contaminantes y una zona para la reproducción controlada de flora y fauna.

Por su parte el ingeniero Felipe Neri Rodríguez de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), advirtió a los asistentes que “si la Sierra de Guadalupe muere los propietarios ejidales y comuneros y los cinco y medio millones de habitantes sufrirán las consecuencias. No podemos darnos el lujo de que esta zona ecológica se pierda”.

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