Juan Pablo García Vallejo
Diario de Ecatepec, Méx. Julio 7 (Libros).- Uno de las actividades más practicadas entre los usuarios de internet es establecer ciber-relaciones que pueden llegar a ser más que un ciber-ligue. Un verdadero ciber-amor es bastante apasionado como la primera vez que se enamora uno y luego concertar una cita presencial entre los interesados hombre / mujer o demás variante en las relaciones de la diversidad sexual y terminar en un encuentro sexual esporádico o la conformación de una pareja estable.
Esto puede ser por medio de salas de conversación o chat, de blogs personales, páginas para encontrar la pareja ideal, sea un príncipe azul o una princesa, sin olvidar que las cosas pueden salir completamente distintas a lo planeado y convertirnos en un ogro y ella en una bruja. Y nunca olviden que caras y personalidades virtuales vemos, pero virus no sabemos.
Lo que se les olvida por completo a las gentes que entran a chatear, o a páginas de buscar pareja, es tomar las medidas para la prevención del VIH porque los contactos pueden hacerse tanto en su mismo vecindario o con gentes que viven en otros países con alta o mínima prevalencia del VIH, pero que con la creciente comunicación virtual han entablado una relación sentimental bastante íntima que les ayude a terminar con su soledad, a reiniciar vida pasional con otra persona, de la cual no sabemos su estatus serológico.
Hay que recordar que por cada nueva infección existe una cadena de transmisión de cuatro personas, así que si entablamos una relación sexual lo estamos haciendo también con las parejas sexuales anteriores de este nuevo (a) compañero sexual.
Son muchas los ciber-amores que están naciendo a partir de chatear en internet, como lo explica la periodista Alma Grey, en su libro instructivo libro titulado e-love. El amor en los tiempos de internet (Editorial Urano, 2008), pero en ninguno de los decenas de casos reunidos por está escritora los participantes se preguntan alguna vez la necesidad de prevenirse de la infección de VIH.
En el ciber espacio uno se relaciona, si quiere, con otras personas de distintas edades, profesiones, estatus social, nivel cultural e incluso de puede cambiar todo esto a través del travestismo virtual, inventar otra persona completamente distinta a nosotros pero que necesariamente vive gracias a nosotros. Esto da nacimiento a lo que se llama sociología del engaño virtual.
Veamos es caso de Bel una universitaria de 30 años, soltera, que pone una fotografía en su blog y pronto entabla una amistad virtual durante un año con el joven llamado Vol: “Hablamos de muchas cosas, y jugamos a darnos pistas sobre quiénes éramos, pero nunca mandamos una foto. No hacía falta. Al final, una mañana decidí dejar a la persona con quién había tenido una relación “normal” durante ese año, llamé a Vol por teléfono por primera vez y esa misma noche me presenté en su ciudad.
Tres horas de viaje en dos trenes distintos, pensando que seguramente mi mejor amiga tenía razón y yo estaba loca como una cabra. Cuando llegué a la estación, sin haberlo visto nunca, le reconocí enseguida. Estaba leyendo algo, no recuerdo qué. Me aparté a su lado, me miró, le sonreí, se levantó. Nos saludamos y nos fuimos a su casa.
Preparamos juntos la cena, como si nos conociéramos de toda la vida, cenamos, vimos una película y nos fuimos a la cama a charlar durante horas. A las cuatro de la mañana decidimos apagar la luz. Como no podíamos dormir… Finalmente sexo. Este romance lleva dos años de vida.
Es evidente que el libro de la joven Ama Grey muy ilustrativo no es el primero que se escribe sobre el amor en los tiempos de internet, y me atrevo a decir que cada casa editorial seguramente tendrá uno en sus catálogos de los últimos años. Aquí comenté hace años como la adicción a internet llevó a un matrimonio a crear un romance virtual y cuando se dieron cuenta que eran ellos estaban más que muertos de miedo por el ciber-adulterio que estaban viviendo. Alma Grey nos proporciona diez claves para coquetear en la red sin ser descubierto, otras diez para atraparlo en caso de ciber-adulterio.
Actualmente las personas entran al mundo e-love porque quieren terminar con su soledad, revivir esas sensaciones inolvidables creadas, cambios electroquímicos en nuestro cerebro por las endorfinas y la oxitocina que nos hacen sentir mariposas en el estómago y ver todo color de rosa, son sensaciones de dos o tres días que uno no sabe ni lo que le pasa, porque como dice la celebre frase de Blaise Pascal: “el corazón tiene razones que la razón no entiende”.
Cuando se establecen relaciones virtuales mucha gente experimenta una sensación de sentirse más vivo que antes porque se llega un grado de adicción, de molestia cuando nuestro interlocutor(a) sentimental no aparece en la pantalla, ni responde a los mails, ni nada. Ocasionando además de un dolor en el pecho, en el mismo corazón, y una terrible frustración, si no dolieran las relaciones interpersonales y sexuales, serían cosa de niños.
Ama Grey nos advierte sobre posibles desengaños: “Prepárate para quien parecía el más lanzado o la más lanzada se esfume en el último momento. En el chat es muy fácil ser atrevido/a. Traspasar la barrera de la virtualidad es difícil. Y desaparecer de un chat, lo más fácil del mundo, Si eres de esa clase de personas decididas que se atreven como todo, debes estar preparado/a para llevarte más de un chasco.”
Veamos un final feliz de un amor virtual, de esos de película: “Nuestro primer encuentro sexual fue al día siguiente, en casa de su amiga. Fue muchísimo mejor de lo que hubiera podido imaginar en la más loca de mis fantasías. Luego comenzaron los viajes a la ciudad. Fue un año casi completo empleando todos mis días de fiesta en ir a verla, siempre en días laborables, para que ella pudiera arreglárselas porque era casada.
A mediados de año me dijo que había quedado embarazada y que el niño era mío. A mí me pareció genial, ya que estaba enamoradísimo de ella y la idea de tener un hijo me encantaba. Arreglar las cosas fue complicado y doloroso: su separación, el inicio de los trámites de divorcio, el traslado de mi trabajo, la reacción terrible de su ex…Pero por fortuna todo acabó bien. Nuestro hijo crece, sano y feliz. Y ahora que ella es una mujer divorciada nos vamos a casar…”
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