“Mi novia la tristeza”, magna biografía del Flaco de Oro devela sus musas, mitos y defectos


En el bolero está la educación sentimental del pueblo mexicano

Por Juan Pablo García Vallejo

Ecatepec de Morelos de los Más Pobres, Méx. Julio 2 (Cultura).- Por fin terminé de leer la monstruosa biografía de 422 páginas del músico-poeta y alma de pirata, el chilango-veracruzano Agustín Lara, “Mi novia la tristeza”, publicado por Editorial Océano, escrita a cuatro manos por el historiador de la música mexicana Pavel Granados y Guadalupe Loaeza.

Y quede más que fastidiado con tanta doble moral que destila cada página, pues por un lado los autores nos muestran cómo tenía una intensa idolatría por las mujeres por ser las musas encarnadas de su inspiración poética y, por otro, la mayor cosificación que hace de ellas negándoles cualquier derecho, autonomía o empoderamiento, considerándolas sólo compañeras sexuales temporales en las casas de citas, cabarets, etc. Pese a que su mujer ideal, era decadente, sensual, distante, ligeramente hombruna e independiente, que encontró en la actriz y cantante alemana Marlene Dietrich.

No me sorprendió para nada que se haya casado muchísimas veces ni que tuviera cientos de relaciones extramatrimoniales, ni tampoco que tuviera diversos conflictos con muchos detractores de sus poemas-canciones y decir que él se pirateaba sus creaciones literarias.

Lo que más me interesó y está muy claro en la obra, es ver el tránsito de la sociedad mexicana de una nación con una conflictividad política a una sociedad institucionalizada pero excesivamente sentimental. El bolero fue la educación sentimental de muchas generaciones, los hombres y mujeres aunque vivían en la pobreza estaban contentos gracias a los sueños y amores idealizados. “A cambio de la despolitización, la diversión se sentimentaliza…”

Tuve que leer esta biografía porque el promotor cultural Ricardo Bautista García me comentó que los autores dejaron mucho material en el tintero sobre el hábito de fumar cannabis y fue hasta la página 317 que encontré lo que quería saber, dice Agustín Lara en California:

“Mira Tito, aquí no puedo componer nada porque no consigo mariguana. Por más que Tito Guízar buscó por todos lados, la mariguana en realidad no era un producto fácil de conseguir en Estados Unidos. En México, era una hierba que sólo fumaba la gente muy pobre y sobre la que pesaba un prejuicio social ya que se consideraba que solo “la fumaban los soldados”.

Así es que luego de ir por todos los estudios de Hollywood, Tito pudo ofrecerle un poco de cocaína. Aunque esta droga no le ayudó mucho con la inspiración, el compositor encontró entonces una combinación que lo ayudó mucho posteriormente: descubrió que la mezcla de coñac y cocaína era la fórmula perfecta para disfrutar cualquier parranda, una fórmula que lo acompañaría toda la vida.”

Esta gran obra será de interés no sólo para los viejos que vivieron la Época de Oro del Bolero y en base a estas canciones construyeron sus relaciones, pasiones, decepciones y frustraciones sentimentales, sino que también para los estudiosos de la cultura popular mexicana porque se puede apreciar como aparecen y evolucionan la radio, el teatro de revista, el cine, los cancioneros y la producción masiva de comics, donde se van conociendo las etapas de la vida de Lara y los mitos alrededor de su trabajo artístico, etc.

Tengo muy claro que en los años que van de 1930-1960, la Dictadura Perfecta del PRI dejaba que la gente hiciera todo el desmadre que quisiera siempre y cuando no cuestionara la hegemonía del poder. Y una regla no escrita de estos años es la institucionalización de la doble moral, el machismo como sistema opresivo para las mujeres e hijos.

“Entonces las serenatas sólo tenían letra de Agustín Lara. Los niños bien, los hijos de políticos y sus guardaespaldas; los banqueros y sus empleados; los burócratas, los comerciantes, los artistas de cine y hasta los Trescientos y algunos más….cantaban frente a la ventana de sus novias. Mientras, ellas se desvanecían de gusto y de amor al ser llamadas: “Pecadora”, “Vendedora de amor”, “Flor de tentación”, “Pervertida” o “Cortesana”.

Cuántas “casas chicas” no se habrán formado al influjo de una canción del músico poeta. Cuántas esposas decentes no abandonaron su hogar movidas por el deseo de experimentar en carne propia las letras de Lara. Y cuántos hombres no habrán diversificado su vida íntima gracias a los consejos del compositor, al grado de que la familia mexicana de los años cuarenta parece estar conformada por papa, mamá y la otra…”

Esta gran afición por la vida de las cabareteras llega a cansar a su segunda esposa Angelina, quien le reclama porque escribe tantas canciones de prostitutas. Luego de componer Aventurera, le gritó: “Basta ya, Agustín ¿qué te importa lo que ganen esas mujeres? ¿Ellas te pidieron que les compusieras eso? ¿Ahora además te su protector vas a ser su líder sindical?” Y sus fans también le reclaman en sus cartas que le envían al programa La hora íntima de Agustín Lara que les de sólo como destino la imagen de la mujer perdida de la calle. Y ponían en duda que lo que hacía Lara fueran canciones románticas.

Y estas canciones fueron objeto de vigilancia y de censura por parte de la Secretaría de Educación Pública y de la Liga de la Decencia, para que las jovencitas no escucharan la infinidad de composiciones del poeta-pirata interpretadas por una gran cantidad de artistas nacionales y extranjeros que se divulgaban por la radio, se memorizaban por la lectura de los cancioneros Picot y se cantaban en muchísimas películas, más de doscientas películas que se hacían cada año, no como ahora que solo se hacen tres o cuatro.

En esta biografía se detallan cómo el poeta compuso canciones de todo tipo además del bolero, tangos, chotis, pasos dobles, etc. y su incursión en todas las expresiones de la cultura popular mediática.

También se narran los defectos del poeta romántico: “al terminar la década de los años cuarenta, el compositor fue intervenido para que se extirpara un testículo. Sin duda, éste sería un golpe devastador pues aparte de la cicatriz, de su falta de dientes y de su incapacidad para tener hijos, a partir de entonces, se sumaría su impotencia sexual. Por esta causa, el compositor tendría que suplir el coito por palabras, caricias y mil mañas para prologar el instante amoroso. Sin duda, todos estos golpes fueron terribles, sobre todo al precipitarse sobre un hombre que encarna hasta hoy muchas ideas en torno al amor.”

Mi novia la tristeza nos describe el nacimiento, evolución, éxito y decadencia de este artista popular que fue construyendo alrededor de su vida y obra muchos mitos que acrecentaban su fama y el atractivo para la imaginación popular de las y los mexicanos.

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