Tin Tan, el cine y la marihuana



Por Jaime Eduardo García*

Diario de Ecatepec, México, Agosto 4.- Tin Tan irrumpió en el cine nacional como el cómico pachuco. La primera etapa de su filmografía encarnó a ese personaje marginal que nació en la subcultura de la juventud mexicana o de origen mexicano que radicó en la ciudad de Los Angeles, California, en los años treinta y cuarenta del siglo XX. Ahí están películas como El hijo desobediente, Hay muertos que no hacen ruido, Calabacitas tiernas o El rey del barrio para atestiguar su adopción de un personaje irreverente y de índole subterráneo.

Si bien el personaje de Tin Tan no atentó contra instituciones como la familia, la Iglesia o la policía, sí fue enfático al hacer alusiones al consumo de la marihuana. Esas señales se colaron en la llamada época del cine mexicano escapando de la censura. En el cine mexicano actual la referencia es a la cocaína.

Tomando en cuenta la moral represiva, autoritaria, intolerante y perfumada de las buenas costumbres de la primera mitad del siglo XX, los gags o alusiones directas a la adicción del cannabis fueron, sin proponérselo Tin Tan o su argumentista, el genial Juan García (a) El Peralvillo, actitudes modernas, si se permite el término, desenfadadas de actos de libertad y tolerancia, en un vicio reservado para el peladaje. La amplia filmografía de Germán Valdés lo demuestra.

Pero sería un estereotipo afirmar que “pachuco” es sinónimo de drogadicto o consumidor de marihuana. Sin embargo, es necesario precisar que una característica de estos grupos juveniles muy populares en los años cuarenta y principios de los cincuenta era el consumo de la marihuana.

Los pachucos

Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo nació el 19 de septiembre de 1915 en la Ciudad de México, en lo que actualmente es el Hotel Cortés, frente a la Alameda de la Ciudad de México.

En 1927 su familia se trasladó a Ciudad Juárez, Chihuahua, donde estudió la secundaria. Ahí, Tin Tan tienen el primer contacto con los pachucos, quienes combinaban el español con el inglés (conocido como spaninglish).

¿Quiénes eran los pachucos? era el estereotipo que definió a los jóvenes mexicanos o de ascendencia mexicana nacidos en Estados Unidos (llamados chicanos), que surgió a mediados de los años veinte del siglo pasado, vestían ropa llamativa, llamada zoot suite, los cuales consistían en sacos con solapas anchas, casi como abrigos, debajo de la rodilla, zapatos bicolores (stauton), pantalones con valenciana de tubo (ceñido en la cintura y en los tobillos), relojes o leontinas colgadas casi hasta el piso (las cadenas que llevaban para las peleas), sombreros de ala ancha con una pluma (tipo italiano), y el corte de pelo con copetes amplios y de atrás la famosa duck tail (cola de pato). Les gustaba el boggie, el swing y el mambo.

Otro elemento que definía a los pachucos era la identidad: la virgen de Guadalupe, el ideoelecto (el spanglish, el manito, el californio, o el tex mex. Ese caló fue su corriente principal y es el último vestigio de sobrevivencia del pachucho que fue retomado por los cholos); estaban muy arraigados al barrio y tenían códigos muy marcados como las jerarquías y fumar marihuana.

Radicaban en California, en Texas, aunque por la migración, llegaron a la frontera norte de México, sobre todo Tijuana y Ciudad Juárez. De acuerdo con el Premio Nobel Octavio Paz, el pachuco era el fenómeno paralelo al zazou en Francia después de la Segunda Guerra Mundial, era el único eslabón conocido entre las dos culturas, la mexicana y la estadounidense.

En El laberinto de la soledad, Paz escribe: “El pachuco no quiere volver a su origen mexicano; tampoco -al menos en apariencia- desea fundirse a la vida estadounidense. Todo en él es impulso que se niega a sí mismo, nudo de contradicciones, enigma. Y el primer enigma es su nombre mismo: pachuco, vocablo de incierta filiación, que dice nada y dice todo... Queramos o no, estos seres son mexicanos, uno de los extremos a que puede llegar el mexicano”. El pachuco es sin duda un ícono de la cultura chicana.

Estos personajes subterráneos impresionaron a Tin Tan, quien quedó tan marcado por ellos que adoptó este personaje urbano en sus espectáculos.

Por lo regular, Tin Tan se mostraba vestido de pachuco y empleó ese argot en muchas de sus películas. Se le apodó “El pachuco de oro”, pues Tin Tan retoma a los pachucos y de alguna manera los dignificaba.

Es precisamente su contacto con la vida en la frontera lo que lo empuja a llevar al personaje del pachuco al escenario. La imagen del pachuco en esa época estaba muy marginada, satanizada, por la sociedad, que no podía negar su existencia e importancia en un México cada vez más influido por la cultura de Estados Unidos.

Flash back a la historia

Tin Tan aprende inglés en la frontera, lo cual le facilita trabajar como guía de turistas. Entró a trabajar en la emisora XEJ, en 1934. El dueño de la estación radiofónica Pedro Meneses crea el personaje “Topillo Tapas”, para representar al mexicano que se encuentra en Estados Unidos. Ahí es cuando adopta el traje de pachuco.

En la compañía de Paco Miller, ventríluco que creó a “Don Roque”, trabajaba Marcelo Chávez (su eterno carnal). Este empresario recluta a Germán Valdés: ahí nace Tin Tan. En 1943 inició una temporada en el teatro Esperanza Iris, donde se incorporó al elenco de Mario Moreno, “Cantinflas”.

Tin Tan empezó a trabajar en la XEW en el programa Bocadillos de buen humor. Trabajó en el teatro Follies y en el centro nocturno El Patio. Actuando ahí, René Cardona los invitó a trabajar en la película Hotel de Verano, donde hacen una pequeña participación con un diálogo de pachucos.

Su primer estelar fue El hijo desobediente (dirigida por Humberto Gómez Landeros en 1945). La manera de hablar le acarreó muchas críticas de la prensa conservadora. A principios de la década de los años setenta del siglo XX enfermó de hepatitis; el padecimiento degeneró en cáncer estomacal. Murió el 29 de junio de 1973.
Las referencias a la grifa

Ya sea abiertamente o de manera discreta, Tin Tan hizo referencia al consumo de la marihuana, por medio de gags o de manera verbal. Si bien en las contadas películas donde actuó como pachuco hizo alusión, muchas otras, las de la etapa pospachuco, también brotan de manera irreverente las menciones al hecho del consumo de la marihuana.

En las siguientes películas aparece Tin Tan evocando su gusto (él decía de manera irónica: “Yo tengo treinta años fumándola y no se me ha hecho vicio”) por la marihuana.

En El hijo desobediente el personaje es un aspirante a músico vestido de pachuco. En un diálogo con Marcelo, Tin Tan le dice a éste que es don Marcelo Fortuna:

Marcelo: -Usted sigue siendo Marcelo Fortuna y yo su mayordomo Pascual.
Tin Tan: -Mira Pascualito, si te pones al tiro, chansa que haga lo que tú quieras, ves, pero ahí se va. Dime, ¿qué es lo que quieres?
Marcelo: -Ser su cómplice en el jueguito. Usted me acepta como su mayordomo para que pueda quedarme en esta casa.
Tin Tan: -¿Y eso es todo?
Marcelo: -Todo.
Tin Tan: -¿Y no tienes mal carácter?
Marcelo: -No señor.
Tin Tan: -¿Y sólo te da por ahí?
Marcelo: -¿Me sigue tomando por loco?
Tin Tan: -Nel, sabes, lo que quiero es conocerte a fondo ¿ves? ¿No te da por arrojar jarrones o algo?
Marcelo: -¡Jamás!
Tin Tan: -Menos mal. ¿Y te gusta la mota? Digo, ¿la música?
Marcelo: -Es mi debilidad.
Tin Tan: -¿Qué?
Marcelo: -La música.
Tina Tan: -¡Ah, sí! A los pipoles como tú les gusta de a bute la música.
Marcelo: -Es usted muy perspicaz.
Tin Tan: -Silverio.
Marcelo: -Pascual.
Tin Tan: -Pascualito, sí, ese es tu nombre, ¿verdad?
Muy intrigado Tin Tan le pregunta si le gusta la marihuana y maliciosamente pregunta qué le gusta de las dos cosas.


En Hay muertos que no hacen ruido (dirigida por Humberto Gómez Landeros, 1946), Tin Tan, quien personifica a un pachuco que quiere participar en un concurso de aficionados en la radio (en los años cuarenta y cincuenta, principalmente, las estaciones radiofónicas organizaban concursos de canto para buscar talentos) para salir de pobre.

Pero por circunstancias azarosas Tin Tan topa con un personaje millonario excéntrico, que quiere jugar una supuesta broma a su amigo el comisario de policía. Tin Tan es contratado por éste para jugar la broma de que él es el asesino del contratante. Tin Tan llega a la casa de este millonario, su casa la tiene adaptada como un museo de cera. Marcelo es el inspector. En una escena Marcelo y Tin Tan entablan un diálogo hilarante:

Marcelo: -Usted cambió la hora de su reloj para preparar su coartada.
Tin Tan: -Pues si viera usted que no cambié absolutamente nada. Lo que pasa es que mi reloj es bueno pero un poco raro. Y cuando faltan diez para las seis marca quince para la una y entonces dan las dos…
Marcelo: -¿Y qué?
Tin Tan: -Que a mí ya me dan las tres… pero no de éstas (haciendo un ademán como si estuviera fumando un cigarro de marihuana) sino de las otras.
Marcelo: -¡Dios! Las tres (dice alarmado). Dejemos ese punto. (Cuando dice esto hace el ademán de estar fumando marihuana.)

En Soy charro de levita (dirigida por Gilberto Martínez Solares, 1949), Tin Tan y Marcelo son músicos de carpa y de levita, se van con una caravana que llega a un pueblo dominado por un cacique, un ser despótico y violento. Una de las muchachas de la compañía salió de ese pueblo porque el cacique se opone a que ella se case con su hijo. El cacique, al enterarse, manda a quemar la carpa Noris. Después de que el incendio ha terminado, de entre los escombros sale Tin Tan y busca a Marcelo, quien luego del siniestro vuelve en sí pero trastornado, se levanta y empieza a declamar:

Tin Tan: -Perdone señor, ¿no ha visto a Marcelo por aquí?
Marcelo: -¿Marcelo, quién es Marcelo?
Tin Tan: -Mi carnal.
Marcelo: -¿Marcelo? ¿Carnal? Los nombres me suenan.
Tin Tan: -Pero si eres tú. ¿Marcelo, por qué andas desfajado así?
Marcelo: -La función va a comenzar.
Tin Tan: -Uf, uf. ¿Marcelo no me reconoces? Soy yo.
Marcelo: -Arriba el telón.
Tin Tan: -Estás borracho otra vez.
Marcelo: -La función va a comenzar. ¿Ser o no ser? He aquí el problema. ¿Qué es más levantado para el espíritu, sufrir los golpes y dar los de la insultante fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y haciéndoles frente acabar con ellas? Morir, dormir, no más.
(Mientras tanto Tin Tan coloca su codo en su pierna y adopta la postura como si fuera el “Pensador”, de Rodin).
Tin Tan: -Pero Marcelito, antes te daba por emborracharte y ahora le zumbas a la grifa. ¿De cuál fumaste? ¿De la de Xilpan?
Marcelo: -Sí, he aquí el obstáculo.
Tin Tan: -Que lo brinque Mariles (se refiere al capitán del ejército Humberto Mariles que en 1948 participó en equitación en los Juegos Olímpicos de Londres, ganó medalla de oro en la prueba individual), es el único en el mundo. Pero Marcelo que te fumaste un extragrueso. Mira, soy yo, Tin Tan, reconóceme. Tin Tan.
Marcelo: -¿Tin Tan? Eso me recuerda las campanas de Puebla… 5 de mayo de 1862… El sol resplandeciente rasgando los jirones de la niebla… surgen las torres de la heroica Puebla (Marcelo comienza a llorar).
Tin Tan: -Fumaste de la lloradora y me la pegaste a mí…

En El rey del barrio (dirigida por Gilberto Martínez Solares, 1949), Tin Tan es un ladrón frustrado que lleva una doble vida, finge ser un ferrocarrilero, para después transformarse en un bandido pachuco que recibe informes de un tendero español que le da la lista de los robos de su banda, que siempre le quieren ocultar. Tin Tan se va al fondo de la tienda de antigüedades para cambiarse. En ese salón hay un gorila disecado y una cigüena. Cuando se coloca el sombrero, se mira al espejo y se apunta simulando que trae una pistola en la bolsa del pantalón, cuando pone el sombrero en el gorila, éste lo saluda, y Tin Tan mira su cigarro, saluda a la cigüena y ésta se mueve, Tin Tan mira atemorizado su cigarrillo y lo tira al piso y lo aplasta con el zapato y negando con la cabeza como expresando: Esto es marihuana.

En El revoltoso (dirigida por Gilberto Martínez Solares, 1952), Tin Tan es un bolero metiche y revoltoso, que se entromete en la vida de los demás y mete en problemas a quien se relaciona con él. Tun Tun (René Ruiz) vende tortas de queso de puerco en un expendio en el “Parque María Luisa”. En la escena cuando llega Tin Tan al puesto para que le entregue sus tres tortas diarias, Tin Tan le dice a Tun Tun:

-Ese Víctor Mature (refiriéndose al actor estadounidense del mismo nombre).
-Tun Tun: Quíhubole tú, mister moto.
-Tin Tan: -Dame mi cajón. Tres de las mismas.

Si algo caracterizó a Tin Tan fue su marcado sentido de lo popular: su vestimenta, su lenguaje, sus actitudes, sus referencias, su música, sus creencias, su religiosidad, la identidad de lo mexicano y la migración.

El consumo de la marihuana es otro elemento que recoge una práctica ilegal (por ser una droga social y penalmente no aceptada, a diferencia del alcohol y el cigarro, entre otras) y aventura a expresarlo en las películas donde participó, aunque no en todas, sólo en unas cuantas.

Sin embargo, tomando en cuenta que otros cómicos mexicanos como Cantinflas, Manolín, Resortes, Clavillazo, Piporro o Capulina, pese a ser la mistificación del humor popular, son sólo la representación de “una tendencia a la travesura ligeramente irrespetuosa y diversificada”. Tin Tan fue más allá, sin afán de idealizar o levantar falsas mistificaciones.

Tin Tan practicó una crítica social subterránea (gracias al guionista Juan García), y las referencias a la marihuana en sus películas, en la primera mitad del siglo XX pusieron ante el espectador una realidad: un hábito que se extendía y que las buenas conciencias de la sociedad ávilacamachista y alemanista condenaban y rechazaban.

El cómico pachuco fumó marihuana (eso no lo hizo ni más genial ni lo denigró) y lo hizo saber con desparpajo en sus películas, “porque siempre estaba dispuesto al placer”, lo cual lo alejaba del sentimiento de culpa y lo solemne (como escribió el historiador de cine Emilio García Riera); fue la reivindicación y la afirmación de una integridad: la del artista y la del hombre, que vivió dentro y fuera del escenario en el éxtasis de la vida.

* Jaime Eduardo García Cruz, periodista cultural, redactor y corrector de estilo de varias publicaciones. Conociendo su enorme admiración por el pachuco de Oro, le pidimos insistentemente que escribiera algo sobre la costumbre de Tin tan de fumar mariguana en y fuera del trabajo. Por lo cual te damos las gracias.

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