Diario de una fecundación in vitro

Por Juan Pablo García Vallejo

Diario de Ecatepec, Méx. Feb. 16.- Dentro de unos meses, se celebrara uno de los avances científicos más controvertidos y beneficios para muchas personas: el nacimiento de la primera niña de probeta, llamada Louise Brown, el día 25 de julio de 1978. Algo que se pensaba que iba contra la naturaleza y que muchos consideraban imposible para la ciencia se convirtió en una memorable fecha: conseguir un embarazo de laboratorio. Esto ha ayudado a cientos de mujeres infértiles y hombres estériles que quieren ser padres sin necesidad de adoptar algún niño.

Desde ese entonces han nacido 3 millones de niños probeta y en Europa cada año aumenta pues en 1989 se concibieron 30.000 y en el año 2002, 200.000. En la actualidad muchas mujeres prefieren retrasar el deseo de ser madres por causa de la profesión, para disfrutar más su sexualidad, por no contar con los medios económicos para mantener a su futuro retoño. Pero esto en algunas de ellas plantea diversos problemas a la hora de decidir tener un niño y enfrentarse a la realidad de no poder embarazarse.

Louise Brown tuvo en el año 2006, su primer hijo natural y con esto normalizó plenamente a los niños probeta.

Ahora, la periodista española Reyes Salvador, de cuarenta y dos años descubrió que su deseo de ser madre estaba a punto de ser imposible por su avanzada edad, según los médicos la edad máxima para tener un bebé es de 35 y la ideal antes de los 30 años. Es por esto que decidió escribir Diario de una fecundación in vitro. Cómo sobrellevar un tratamiento de reproducción asistida (Ediciones B, 2007). Y creo que no va a tardar mucho la aparición del diario de algún valiente Caballito de Mar.

“Para mí escribir este diario me ha servido día a día para no desesperarme, aunque ha habido muchísimos momentos en los que he flaqueado. Ha sido mi particular asidero, pero pienso, y éste es el motivo de este libro, que mi experiencia puede servir a muchas otras mujeres. Tal vez mis consejos no le sirvan para nada, pero puede ser también que algunos de ellos les resulte útil. Yo los ofrezco, aunque seguramente algún profesional los encuentre descabellados, porque es lo único que puedo dar: convertir a todas las mujeres que anhelan serlo todavía, desgraciadamente, no lo ha logrado nadie.” expresa sinceramente esta periodista española.

Ya en otra ocasión mencione cómo muchas mujeres que viven solas, que triunfan como profesionistas, al llegar a los cuarenta les surge el deseo de ser madres o vivir la experiencia de la maternidad sin necesidad de vivir con un hombre, salen a cazar espermas, a diferencia de muchas otras más jóvenes que salen a cazar orgasmos porque tienen una opinión bastante empobrecida sobre ellos.

Sin profundizar el farragoso lenguaje médico, Reyes explica toda la variedad de técnicas de reproducción de laboratorio: las relaciones programas; le fecundación asistida; la inseminación artificial (que puede ser conyugal o con un donante de semen); la fecundación in vitro; la inyección espermática intracitoplasmática (ICSI); las técnicas de recuperación de espermatozoides; la criopreservación de embriones; el diagnóstico preimplantacional; los óvulos de probeta, la ovodonación, la donación de óvulos; la donación y adopción de embriones; la selección de embriones y el vientre de alquiler.

Hay que recordar que muchos matrimonios fracasan por que alguno de los dos no puede tener hijos, y la maternidad y paternidad sigue siendo el anhelo dominante en el destino de algunas gentes.

Reyes Salvador destaca los tabúes y prejuicios que se tenían de las mujeres infértiles: está vaciada, no vale o es machorra. En el caso del hombre se le decía: no sirves. Dice “Hombres y mujeres damos por hecho que podemos tener hijos (el no tenerlos entra dentro de nuestra exigua libertad) y como los accidentes de tráfico, los robos o la muerte por enfermedad siempre son algo que les puede pasar a los demás, pero nunca a nosotros.”

Un aspecto importante de esto métodos de reproducción asistida es la relación médico-paciente que se establece entre los ginecólogos y los aspirantes a padres. Pueden pasar por una decepción y frustración muy grande y por varios fracasos de embarazo antes de saber lo que le pasa a alguno de ellos. Hay médicos que saben tratar a sus pacientes como seres humanos y no como simples números estadísticos, les hablan con claridad y calidez y otros con frialdad y casi con desprecio. Así en la relación médico-paciente se elige primero al médico, si no nos gusta el diagnóstico vamos con otro, luego se toma la decisión de seguir el tratamiento con quien mejor nos trate y se adopta ser un paciente colaborador.

Las técnicas de reproducción asistida son bastante caras, y Reyes Salvador, recomienda no confiar en la Seguridad Social, que aquí en México quién sabe porque error cultural se masculinizó innecesariamente llamándolo Seguro Social, que como sabemos no tiene nada de seguro, ni medicinas, ni presupuesto, ni médicos actualizados.

Sobre el tener relaciones sexuales durante el tratamiento dice la periodista: “Le he preguntado, con un poco de vergüenza, sí podíamos tener relaciones sexuales. Tal vez no sea la persona indicada, pero es la que tengo ahora al otro lado del teléfono, y ya está visto que en estos procesos refecundación lo que menos se hace es el amor. No es que tenga unas ganas locas de sexo, pero en las últimas semanas hemos ido al dictado: tantos días para el esperma congelado, tantos días para que los espermatozoides estén maduros para el día de la extracción… Además, si todo va bien, no sé cuándo podremos tener relaciones sexuales. Quiero, queremos, que nuestra relación de pareja no se resienta. Si deseamos un hijo es porque nosotros estamos bien y no podemos basarlo todo en la posibilidad de un embarazo. Si las cosas salen mal…solo nos tendremos el uno al otro.”

También habla Paco, pareja de Reyes, que nos cuenta las dificultades para seguir el seminograma, y los fracasos en la entrega de muestras de semen o los inconvenientes sanitarios de los lavabos de los laboratorios para lograr eyacular en los baños de los laboratorios y mantener el esperma tibio. Y viene una breve entrevista con su médico donde explica los detalles del protocolo corto y largo de los métodos de reproducción asistida, así como toda una serie de opiniones y prejuicios de las mujeres hacia la mujer infértil. Y proporciona una lista no exhaustiva de las ventajas de no tener hijos y del inconveniente de no tenerlos. Desde hace pocos años a las parejas que no tiene hijos se les llama en Estados Unidos los DINKIS (doble income no kids): porque son parejas o matrimonios que tienen doble ingreso y no tienen niños, esto es una nueva pareja de inicios del siglo XXI. Esto es otra vivencia de las muchas que como seres humanos podemos optar libremente sin la presión social que lleva a muchas mujeres a embarazarse.

“Lo que menos se hace es el amor”

juanpablotinta@hotmail.com


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