Una genealogía política crítica del narcotráfico

* La mayor critica a la carnicería actual entre narcos

** Admite el fracaso de la política antidrogas del Estado mexicano

Juan Pablo García Vallejo

Diario Cultural, Ecatepec, Méx. Julio 24 (Libros).- Acaba de aparecer un polémico libro titulado Maquiavelo para narcos, escrito por Tomás Borges (homónimo del comandante sandinista), publicado por Editorial Planeta, quien estudio en la Academia de la Policía Federal Preventiva y actuó en “diversas operaciones encubiertas de los programas anti drogas México Seguro y Tormenta. “Ha radicado en diversas ciudades de la República, donde se desempeñó como agente de investigaciones a organizaciones de tipo criminal, lo que le permitió conocimiento de primera mano sobre el narco y sus entrañas, colaborando también con diversas agencias de inteligencia en operaciones conjuntas en áreas de análisis táctico y operativo.”

Como sabemos Nicolás Maquiavelo escribió El príncipe como un manual de consejos para que el príncipe mantenga, conserve y extienda sus territorios y centralice el poder; se le considera como el padre de la ciencia política moderna. En el príncipe se propone el uso de la fuerza y el fraude para conquistar el poder. En Maquiavelo para narcos, Borges da consejos también para conquistar el poder en el mundo del narcotráfico: “Respondo que todas las organizaciones de las que tenemos memoria son gobernadas por dos formas distintas. Por un capo y el resto de sus lugartenientes, quienes por gracia y concesión suya le ayudan a gobernar el cártel, o por un capo y barones que poseen sus territorios.”

En Maquiavelo para narcos el autor nos dice cuál es la naturaleza social de los narcotraficantes, la necesidad de reconocimiento y prestigio social una vez alcanzado el éxito económico, así como el tipo de cárteles que tenemos en México y que han llegado a construir cada uno su propia mitología, ritos y sus formas singulares de venganza, sea un cártel hereditario, un cártel usurpado y un cártel mixto. También trata de las alianzas con los señores locales e inclusive sus enlaces con los cárteles sudamericanos y las FARC, las transformaciones y adaptaciones que tuvieron que hacer al pasar de organizaciones familiares tradicionales a crear modernas y enormes redes empresariales globales para no perecer en la competencia entre cárteles.

Es un paseo por la galería del narco para conocer más de sus principales personajes, desde los barones de la droga, los narcojuniors, los lugartenientes de los capos, las Jefas de jefas, Enedina Arellano Félix, del cártel de Tijuana, Sandra Beltrán Avila, la Reina del Pacífico, del cártel de Sinaloa, los militares que han sido corrompidos por el poder del narcotráfico, hasta los mercenarios contratados para las vendettas y ajusticiamientos.

Una de las reglas de oro entre los jefes del crimen organizado es sentirse insultados y poco respetados por la invasión de sus áreas de influencia por grupos externos que buscan conquistar la plaza; esa presencia resulta un insulto y reclama una respuesta contundente, comenzando así con una espiral de violencia incontrolable y que le da completa visibilidad a toda la organización. Esta competencia orilla a unos narcos a buscar la ayuda de otro más poderoso y no dejarse conquistar el territorio.

¿Por qué dedicar un libro-manual de consejos políticos para los narcos?

El autor escribe…“Se que al igual que Maquiavelo (sin pretender igualar a tan magnificó pensador), seré injuriado y sabré por que el florentino escribió su genial obra, mientras que este humilde émulo lo hará en vida, para ver cómo seré denostado por ser un apólogo del crimen organizado, en tiempos en los que, como en el sexenio actual, se ha declarado la guerra ha dicha actividad, por lo que al igual que Maquiavelo, seré objeto de oprobio y rencor, sólo por escribir a cerca de un hecho que respira en cada rincón del orbe, por colocar el dedo en la llaga y por profesar admiración por aquellos caínes que, a costa de sangre y lágrimas, han dejado su vida y su libertad en un negocio en que exisiten demasiados intereses vinculados, como una madeja que, semejante a un nudo gordiano, tendrá que ser cortada por un Magno, sólo que éste todavía no ha aparecido”.

En Maquiavelo para narcos se presenta la genealogía necesaria de los cárteles de la droga en México, desde la Época de Oro del Narco, liderada por Miguel Ángel Félix Gallardo: “Eran los años cuando políticos municipales y los federales estaban en la nómina, cuando había dinero para todo y para todos, tiempos de bonanza, aunque también de sangre. Los corridos dan cuenta de ello: fue la época dorada del crimen en México.”

El autor considera como el principal error de los cárteles el haber asesinado al agente de la DEA, Enrique Camarena, lo cual motivó su persecución y posterior aprensión en 1985, de Caro Quintero y Don Neto primero y después de Félix Gallardo. En el año de 1989, él mismo convoca a una reunión para la repartición del territorio nacional entre sus sobrinos, seguía la política de la plaza tranquila, sin escándalos, sin reguero de sangre como actualmente existe en la llamada guerra de cárteles. Las cifras de esta hecatombe, que según el autor de Maquiavelo para narcos llegan a ser 20 mil muertos, pero estimaciones del periodista Blanco Órnelas dan más de 40 mil.

En muchos casos hace comparaciones entre los cárteles mexicanos y los errores cometidos por los narcos colombianos como Pablo Escobar Gaviria que se lanzó como candidato a un puesto de elección popular, situación que no gustó a la élite política y procedió a desprestigiarlo e impedirle que ganara.

Critica la supeditación de la política antidrogas mexicana a las ordenes de Washington: “Viendo desde la perspectiva del inframundo, el mapa de la República Mexicana, dividida en cárteles, se semeja a la Italia renacentista, sólo que aquí no hay un Papa sino un presidente que por un periodo de seis años se encarga de proteger y castigar a la organización que considere pertinente. Así como Alejando VI solicitó el apoyo de potencias extranjeras para doblegar a sus opositores y reacomodar sus piezas, al presidente en turno corresponde solicitar la colaboración de los yanquis, quienes con el de erradicar un mal, utiliza la guerra contra el narco como forma de intromisión en los asuntos de estricta competencia nacional, siendo prueba de ello la certificación que causa tanto resquemor en nuestra clase política.”

También cuestiona las declaraciones siempre optimistas de la policía federal sobre la supuesta victoria contra el narco, luego de alguna detención o decomiso importante: “Cuando los gobiernos anuncian con bombo y platillo que una organización fue decapitada y que eso significara su extinción, se equivocan, ya que como mencioné anteriormente, un cambio genera otro cambio, y por consiguiente sólo se producen transformaciones momentáneas para que más adelante los grupos de criminales resulten más fortalecidos.”

Esto quiere decir que a pesar de la aprensión de los principales capos sus cárteles siguen existiendo y compitiendo con otros las plazas de distribución y almacenamiento. Y como dentro de las cárceles los capos volvieron a imponer su poder, al grado de hacer de las cárcel sus centros de operaciones y de placer.

Las mujeres también han llegado a ocupar un papel más activo en el liderazgo de los cárteles dejando a un lado la imagen de mujer abnegada para ponerse al frente de la organización luego de haber sufrido significativos arrestos como en el cártel de los hermanos Arellano Félix. “Las mujeres escalaron posiciones en una actividad donde el infierno de Dante es un paraíso comparado con el universo del narco. Como cité anteriormente, las mujeres han cambiado de roles, dejaron de ser “mujeres trofeo” para asumir el liderazgo en organizaciones donde la violencia es el sello distintivo…”

“Las mejores victorias se logran sin una batalla”

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