Una pianista desconocida, Angélica Morales

Juan Pablo García Vallejo

Diario de Ecatepec, Méx. Agosto 19.- Se piensa generalmente que los niños prodigio se la pasan muy bien dando ejecuciones públicas de su talento para asombrar a los maestros, especialistas, eruditos, productores musicales y a todos los demás mortales, pero detrás de ésta imagen hay otra donde al niño o niña prodigio se le va la vida por la ventana, porque no puede gozar de los juegos y distracciones y educación de forma normal como los demás niños por tantos viajes y temporadas larguísimas de entrenamiento. Requiere alimentar la dedicación, el amor a la disciplina y la búsqueda de trascendencia personal más allá de las cuestiones materiales de sobrevivencia o de glamour.

Y no todo es bueno para los niños prodigio porque a veces con el paso del tiempo nadie sabe nada sobre su rutinaria vida y sus valiosas obras son relegadas al baúl del olvido; la historia les cerró la puerta. Los historiadores de la cultura o los musicólogos no saben de su existencia y hacen parecer una vida dedicada al arte como una vida malograda, sin éxito ni importancia. Hoy en el siglo XXI se habla de manadas de niños prodigio, niños cristal, niños índigo porque su aura es azul y su genio sobresale de los demás, pero nacer genio en un país subdesarrollado tiene muchos riesgos, que por ignorancia desprecia lo bueno y prefiere la tontería y la vulgaridad, lo cual es un poco difícil de entender.

La música culta o clásica o la nueva música mexicana son expresiones culturales que tuvieron mucho éxito en el siglo XIX, cuando no sólo se escuchaba opera, sino las jovencillas aprendían a tocar el arpa y el piano como rasgo de su feminidad. México ha tenido pocos músicos y por ello son grandes.

La músico María Teresa Castrillón presentó en la Sala Ponce del Palacio de Bellas Artes “Angélica Morales: Historia de una pianista mexicana”, publicado por la Dirección General de Publicaciones de CONACULTA. A esta obra le llevo12 años ver la luz, porque de un arranque impetuoso para su publicación pronto instancias burocráticas restaron importancia a la biografía de Morales, hasta que la maestra Castrillón, pianista y concertista brillante dedicó algún tiempo de sus actividades académicas o familiares a rescatar del olvido a esta destacada mujer mexicana.

La maestra Castrillón es egresada del Conservatorio Nacional de Música y de la Academia Musical de Viena. Se ha desempeñado como crítica de música y maestra en el conservatorio Nacional, donde imparte la cátedra de piano desde 1968. Es presidenta de la Asociación Musical Manuel M. Ponce, por sus aportaciones musicales el gobierno de Austria le otorgó el reconocimiento Cruz de Oro.

“Acercarnos al ámbito personal e íntimo de una artista y hacernos descubrir un mundo donde la música lo es todo, es uno de los mayores aciertos de este libro. “Angélica Morales: historia de una pianista mexicana” nos permite aproximarnos a la vida y la obra de una destacada intérprete que vivió algunos de los momentos más importantes de la creación musical durante el siglo XX. En las páginas de esta obra aparecen los grandes compositores, los instrumentalistas que transformaron nuestra manera de percibir la música y los discípulos que se convirtieron en maravillosos intérpretes; en ellas también se muestra, de forma documentada y minuciosa, la historia del prolongado esfuerzo y creación consumada de Angélica Morales, una de las más importantes e influyentes pianistas que ha tenido nuestro país”.

Al niño prodigio o genio quien lo reconoce primero son sus padres, y de ellos depende mucho si su talento y creatividad artística es aprovechada o subestimada, creyendo que era una moda pasajera en el niño. Luego lo pueden descubrir otros maestros e instancias estatales, que deben financiar su instrucción y el costo duelos viajes, etc.

En el caso de Angélica Morales, su mamá fue la que se dio cuenta de su gran habilidad con el piano y por eso no la mandó a la escuela normal, siempre le buscó los mejores maestros musicales. Y como sabemos todos, el dinero nunca alcanza para nada. Por lo que algunos maestros mandaron unas cartas para que el gobierno mexicano ayudara a esta niña a seguir sus estudios pianísticos en el extranjero.

Como lo expresa claramente el gran pianista Josef Lhevinne quien percibió sus cualidades y no dudó en escribir a su favor para encontrar apoyo estatal: “Encontraría muy justificada una ayuda que hiciera posible a la niña Morales desarrollar su gran talento en el extranjero. Aunque sé que ahora ha estado bajo una muy buena dirección, estoy seguro de que aquellos estudios que yo haría se le impartieran, más tarde llamarían la atención en el mundo musical y por eso, repito, con todo empeño recomiendo procure usted obtener un apoyo que le facilite llevar a delante su educación musical.”

O como también lo escribe el maestro alemán Egon Petri: “Es muy hermoso que el honorable gobierno (de México) apoye y ayude a un positivo talento como el de la Srta. Angélica Morales. Ella es sin duda el más grande talento pianístico entre el sin número de alumnos que he tenido en mis muchos años de enseñanza y me permito aconsejar que se le siga ayudando, ya que ella construirá una gloria para México:”

Que el Estado no ayude a sus artistas es uno de los mayores errores para cualquier clase política, porque si bien el patrimonio cultural tangible e intangible es lo más valioso de cualquier sociedad, ésta pierde cualquier fortaleza y energía vital cuando abandona a sus artistas. Hace meses, en la explanada de Bellas Artes hubo una manifestación musical de protesta por sus condiciones de trabajo de los músicos, eran muchos más de 30. Todos ahí bajo el sol tocando sus instrumentos para asombro de los paseantes dominicales, esta manifestación es un claro indicio del desastre que es México y que seguirá siendo por muchos lustros porque los mexicanos no se preparan para hacer lo que ellos quieren y dejan a otros esa noble tarea.

“La historia de Angélica Morales (1911-1996) ocupa un lugar destacado entre los pianistas contemporáneos: es el extremo de un puente que nos conecta y remonta a Beethoven, vía compositores como Liszt, Brahams, Tchakowsky y Mahler, entre otros. Esta obra ofrece la posibilidad de acercarse, de modo directo e íntimo, al recorrido que esta singular artista que destacó por su técnica, virtud musical, prodigosa memoria y extenso repertorio. Además, narra los viajes en los que trabó amistad con grandes personalidades de la música, e incluye su repertorio pianístico y testimonios de numerosos músicos que en distintos momentos estuvieron bajo su tutela.”

Uno de los presentadores, Fernando Díez de Urdanivia, comentó los riesgos de hacer una biografía, debido a que al realizarla uno se tropieza con la falsedad de datos. Y hacer una biografía de un músico mexicano es más meritorio aún porque nos describe la vida de rigor que debe llevar un genio musical y eso casi siempre se oculta a los demás o en realidad no quieren conocerlo para asimilar su talento de forma directa. Descubrió uno de los mayores vicios de los mexicanos: “Los mexicanos somos los mejores enterradores, rescatar a gente de México es una tarea sumamente meritoria. Somos muy buenos enterradores pero no buenos exhumadores.”

Por su parte Gloria Carmona aseveró que el libro trata de una niña que sueña ser una artista y de una madre que hizo todo lo posible para cumplir ese sueño. “Ante este éxito desbordante y su publicidad, la madre de Angélica pudo haberse sentido tentada a hacer lo que muchos padres de niños prodigio: Sabiendo el peligro que esto significaba, no quiso dilapidar el talento de su hija sino aprovecharlo en la continuación de sus estudios (…) Durante esos años, la iniciativa de doña Lolita Morales no tuvo reposo, aunque satisfecha con los adelantos de Angélica, como típica madre de niño prodigio quiso escuchar otras opiniones…”.

Leer “Angélica Morales. Historia de una pianista mexicana” nos llevara a un viaje en el tiempo de la creación musical en México y en el mundo, saber que antes había varias salas de recitales que no eran del gobierno y la gente asistía a ellas a disfrutar la música llamada culta y explicarnos por qué algunos mexicanos, a diferencia de muchísimos casos extranjeros conocidos que se mexicanizan sentimental y materialmente, deciden olvidarse de México para así con este sacrificio llegar más en lo alto con su creación artística. Fue una completa lastima que mi amigo Guillermo Raigosa no se haya enterado de esta presentación porque es un gran conocedor de la nueva música mexicana, de todas formas le recomendaré este libro.

* Una gloria para México


TAGS:












Comenta esta nota; haz clic donde dice comentarios; a la derecha de agencia de noticias independiente y para enviarla a un amigo, haz clic en la flecha del sobre blanco de la derecha.

No hay comentarios: